Hay dos tipos de conocimiento. El primero es el conocimiento puro, y el segundo es el conocimiento aplicado. El conocimiento aplicado puede beneficiarte directa e inmediatamente, pero el conocimiento puro te beneficia indirectamente, en el largo plazo.
Si hay algunas cosas que has estudiado o comprendido, que puedes llevar a la práctica, no te descorazones. En algún momento, en el futuro, si no descartas el conocimiento que consideras poco práctico, te será de utilidad.
A menudo la gente descarta el conocimiento puro porque carece de aplicación inmediata. En realidad, estos dos tipos de conocimiento se complementan uno con el otro. El conocimiento aplicado sin conocimiento puro, es débil. Y el conocimiento puro, sin aplicación, permanecerá incompleto.
No descartes ni etiquetes el conocimiento como poco práctico. No te etiquetes a ti mismo como débil o no valioso porque no eres capaz de aplicar el conocimiento en tu vida diaria.
Algunas veces, cuando estás solo en la naturaleza, en silencio, caminando, mirando la arena de la playa, un pájaro en el cielo, o meditando – de repente, el conocimiento surgirá y reconocerás que está llegando a tu vida.